¡Todos para uno y uno para todos!
Una de las cosas más curiosas e hipnotizantes que se puede observar en el mar son los cardúmenes de peces: grupos formados por cientos o miles de individuos que se mueven juntos y coordenados, nadando a la misma distancia y ¡brillando al unísono!
Muchas especies marinas forman cardúmenes, y las más conocidas son los salmonetes, arenques, anchoas, sardinas, atún y barracudas.





Sin embargo, un cardumen de peces (fish school en inglés) es algo más que una multitud de peces: es una organización social a la que los individuos están ligados por comportamiento estereotipado e incluso por una especialización anatómica. En esas agregaciones, los peces suelen tener el mismo tamaño y edad: en una misma especie, la velocidad a la que nadan los individuos suele aumentar con el tamaño, y por tanto tienden a agregarse con sus pares. Los peces de un school no se limitan a vivir cerca de su especie, como hacen muchos otros peces; mantienen, durante la mayor parte de sus actividades, una orientación geométrica notablemente constante, dirigiéndose en la misma dirección, con sus cuerpos paralelos y con una separación prácticamente igual entre pez y pez.
Nadando juntos, acercándose, girando y huyendo juntos, todos haciendo lo mismo al mismo tiempo, crean la ilusión de un enorme animal único que se mueve. Esta peculiar organización social no tiene líderes. Los peces que viajan a la cabeza de la agregación se intercambian con frecuencia con los que van detrás. Cuando el cardumen gira bruscamente a la derecha o a la izquierda, los peces que nadaban al margen se convierten en los «líderes», y viceversa.
¿Te has preguntado alguna vez como esto es posible?
No, ¡los peces no son telepáticos, y no, no hay nadie que los controle por radio!
Lo cierto es que el instinto juega un papel fundamental en la formación de un school y, de alguna forma, los individuos se comunican entre ellos y se intercambian la información visual, acústica y química necesaria para moverse al unísono. Hay dos simples reglas para todos los individuos de un cardumen:
- Estar cerca, pero no demasiado cerca de los vecinos
- Seguir nadando





En caso de un cambio de dirección, los peces ven a sus vecinos y reaccionan para seguir manteniendo su sitio en la agrupación. Además, los peces tienen un órgano sensorial, llamado línea lateral que recorre cada lado del cuerpo, desde la estructura que cubre y protege las branquias – el opérculo – hasta la base de la cola (imagen 2). Este órgano puede detectar vibraciones imperceptibles y cambios de presión en el agua de forma muy rápida, cuando otros peces aceleran o cambian de dirección. Los peces que están en la cabeza del grupo tienden a reaccionar primero a los estímulos externos y luego el resto toma sus pistas y sigue el ejemplo, adaptándose simultáneamente al movimiento de la agregación.
Aun así, se tiene que investigar a fondo el comportamiento colectivo de los peces que forman los cardúmenes, para entender mejor cómo es posible moverse de forma tan sincronizada.
¿Por qué lo hacen?
No, ¡no es sólo porque quieren disfrutar de su mutua compañía!
Se trata de una agrupación de individuos que se mueven juntos con fines estratégicos y de supervivencia.
Con todos estos ojos, los grupos de peces tienen más facilidad para encontrar comida que los que van solos. Nadar en grupo es menos agotador y los peces pueden ahorrar mucha energía si van arrastrados por sus vecinos, aprovechando el impulso de los demás y alcanzando una mayor eficiencia hidrodinámica. Formar parte de un cardumen hace que sea más fácil encontrar una pareja, aumentando así las posibilidades de reproducción.
Otra importante función es la defensa contra depredadores hambrientos: agrupándose, los peces pasan a formar un “único individuo” de proporciones mayores de los comunes depredadores, y eso aumenta la posibilidad de eludirlos y asegura la supervivencia del grupo. Para esquivar los depredadores, reaccionan con movimientos subitáneos, creando pequeños grupos que se destacan de la agrupación principal, reorganizan su forma e incluso terminan en un círculo que se amplía gradualmente.
Y tú, ¿te has quedado hipnotizado alguna vez mirando a un cardumen de peces?