La segunda ballena más grande del mundo en nuestras aguas
Hace unos días se empezaron a reportar en la costa catalana los primeros avistamientos de rorcuales comunes de este año. El rorcual común (Balaenoptera physalus, Linnaeus, 1758) es el segundo animal más grande del mundo, después de la ballena azul. Es la única especie de Misticeto o ballena con barbas que habita de forma común en aguas del Mediterráneo y puede llegar a medir hasta 25 metros en el Mediterráneo, aunque la longitud media cuando es adulto es de 18-22.5 m, con un peso de 90 toneladas.
En la cuenca Mediterránea podemos encontrar individuos de dos subpoblaciones distintas, la atlántica y la mediterránea. La última es una población residente que utiliza estrategias de movimiento oportunistas dentro del mar Mediterráneo central y noroccidental y (Geijer et al. 2016). Mientras que los individuos de la subpoblación atlántica se adentran en el Mediterráneo a través del estrecho de Gibraltar entre los meses de noviembre y abril y salen hacia el Atlántico entre mayo y octubre (Gauffier et al., 2018).
El rorcual común en nuestras aguas
Cada año, el rorcual común visita las aguas del mar catalano-balear, situado entre la costa de Cataluña y las Islas Baleares, principalmente desde el mes de marzo hasta junio. Las aguas catalanas presentan una alta productividad en primavera, favoreciendo la presencia de alimento para los rorcuales comunes, cuya distribución está principalmente relacionada con la distribución de alimento. El rorcual en esta área se observa tanto alimentándose como migrando hacia otras áreas de alimentación. Posteriormente en otoño, pueden volver a observarse, aunque en este caso, de forma más ocasional utilizando el área como zona de paso.
La migración del rorcual
El rorcual común es una especie que realiza movimientos estacionales.
Históricamente, se ha descrito que los misticetos realizan migraciones latitudinales entre zonas de gran productividad a latitudes más altas en verano, donde se alimentan y zonas a latitudes más bajas en invierno, donde se reproducen (p.e. Kellogg 1929). Pero a medida que aumenta el conocimiento sobre estas especies, aparecen excepciones o dudas sobre si esa teoría es demasiado simple para algunas de ellas.
Es el caso del rorcual común en el Mediterráneo.
Las condiciones meteorológicas y el clima templado del Mar Mediterráneo podrían haber proporcionado a los rorcuales comunes del Mediterráneo un período de alimentación más amplio que en otros océanos (Notarbartolo-di-Sciara et al. 2003). En la cuenca Mediterránea se han detectado áreas de alimentación para esta especie durante todo el año. Así, en verano las aguas del mar de Liguria y Golfo de León se convierten en áreas de agregación de rorcuales donde se alimentan principalmente de pequeños invertebrados (krill y copépodos).





Después de los meses de verano, el número de rorcuales presentes en aguas del norte del Mediterráneo comienzan a disminuir, y éstos se dispersan por el mar Mediterráneo (Notarbartolo-diSciara et al. 2003, Panigada et al. 2017) para alimentarse, reproducirse y tener crías. En el caso de otras especies de ballenas, este movimiento se entendería como un desplazamiento hacia áreas de reproducción, pero por ahora se desconoce la existencia de áreas concretas de cría. Además, se han dado observaciones de crías durante todo el año, por lo que se cree que podrían utilizar toda la cuenca Mediterránea para la reproducción y cría (Notarbartolo-di-Sciara et al. 2003).
Para la población atlántica, se desconoce hasta dónde se adentran, con autores que creen que los individuos atlánticos después de entrar en el Mediterráneo se distribuyen en la región occidental hasta la cuenca balear, mientras que otros creen que podrían llegar hasta la cuenca Noroccidental (Giménez et al. 2013, 2014). Se sabe que se alimentan en el Mediterráneo y se cree que parte de esta comunidad también podría criar en este mar (Castellote et al. 2012) ya que se han observado juveniles saliendo del Mediterráneo entre mayo y julio (Gauffier et al., 2018).
Aunque en los últimos años se ha ampliado el conocimiento sobre esta especie todavía quedan muchas preguntas, como son el uso y las áreas de distribución por parte de cada subpoblación, la distribución en invierno, el alcance de las interacciones entre las ballenas residentes del Mediterráneo y las atlánticas, la importancia del hábitat mediterráneo por las ballenas provenientes del Atlántico, así como los movimientos de los rorcuales en el Mediterráneo (Notarbartolo et al., 2016).
Observarlos con respeto
Durante los próximos meses estos animales estarán presentes en aguas catalanas donde se alimentarán y seguirán su viaje hacia otras zonas. Es importante recordar en caso de encuentro con cualquier especie de cetáceo, ninguna embarcación puede acercarse a más de 60 metros del animal o grupo de animales. Si se realiza un acercamiento para observarlos, este deberá realizarse suavemente en un ángulo de 30º, nunca de frente, por detrás o perpendicular a su trayectoria y siempre sin cortar el paso de los animales. Durante su observación se deberá mantener una velocidad constante y el rumbo paralelo a la dirección de los animales. Si es posible se recomienda apagar los motores de las embarcaciones para generar un menor impacto sobre el animal.
De la misma manera, se requiere de un permiso especial para poder sobrevolar los animales con un dron. El Real Decreto 1727/2007, de 21 de diciembre, por el que se establecen medidas de protección de los cetáceos, contiene normas de conducta de carácter general durante observación de cetáceos.