Proyecto AHAB: el making off
En el 2002 el Ministerio de Medio Ambiente realizó un estudio a nivel del Mediterráneo español para designar áreas de importancia para cetáceos. El “Proyecto Mediterráneo” propuso entonces un área de unos 45.000 km2 para inclusión en la Lista de Zonas Especialmente Protegidas de Importancia para el Mediterráneo (Lista ZEPIM), en el marco del Convenio de Barcelona, el corredor de Migración de Cetáceos del Mediterráneo, que no fue declarada Área Marina protegida hasta el 2018.
En el 2010, en el marco del proyecto LIFE+ INDEMARES “Inventario y designación de la Red Natura 2000 en áreas marinas del Estado español”, la entidad SUBMON realizó un inventariado y caracterización de cetáceos en algunas de las zonas propuestas. Una de estas zonas fue el Cañón de Creus, que pertenece LIC ESZZ16001 Sistema de cañones submarinos occidentales del Golfo de León. En aquel momento fueron pocos días los que brindaron la oportunidad de tomar datos, pero algunos avistamientos de cachalotes solitarios asociados a un patrón acústico de alimentación en una misma zona, dejaron una puerta abierta a futuras investigaciones.
Diez años han pasado desde entonces y este 2020, con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de transición Ecológica y Reto Demográfico, se ha podido realizar el proyecto AHAB que, aunque partiendo de una curiosidad pasada, ha intentado ir un poco más allá, planteado la hipótesis de que la zona norte del área marina protegida del corredor de Migración de cetáceos pueda ser un hábitat potencial para buceadores profundos. Para ello se han establecido dos bloques que se han prospectado durante un mes en busca de dichos buceadores.
Objetivos
Dos eran los objetivos del proyecto AHAB para determinar la potencialidad del hábitat. El primero poder tener una estima de abundancia de dichos animales y ver de qué forma estarían usando el hábitat. El segundo, poder establecer relaciones con otros lugares dentro del corredor o en zonas contiguas y poder ver si existe algún tipo de movimiento entre zonas y puedan usar el área como lugar de paso.
Cómo lo hacemos?
El método estándar utilizado para estimar abundancias de poblaciones de animales salvajes es el muestreo a distancia. Este método se implementa en el área de estudio a través del diseño de transectos lineales aleatorios, con un software específico, de forma que se consigue la misma probabilidad de cobertura en toda el área. La estima de densidad a lo largo del transecto se calcula mediante una función de detección con las distancias perpendiculares de los grupos de animales observados, estimando así el ancho de banda efectivo a cada lado del transecto. Una vez se obtienen estos resultados, la densidad estimada se extrapola a toda el área de estudio.
Con el objetivo de aplicar este método de estudio para las diferentes áreas se han diseñado una serie de transectos al azar, en zigzag, que se ha repetido varias veces, con el fin de obtener un muestreo recomendable para una estima fiable. Durante los transectos se ha realizado un censo visual y uno acústico, utilizando un hidrófono de dos canales que se arrastraba unos 150 metros detrás de la embarcación.
Para ello se han necesitado una embarcación, el catamarán Montagu. Se eligió un catamarán por la comodidad en el trabajo, la estabilidad y el confort a bordo, que para largos días en mar es necesario. Las posiciones durante los turnos han sido 5. Una persona en la cofa, otra en la proa, otra tomando datos en el ordenador, otra de soporte entre la del avistador de la cofa y el que toma datos para poder transmitir la información y otra persona en el hidrófono para realizar las escuchas. Los ángulos y distancias se tomaron con un transportador de ángulo y unos prismáticos reticulados, que permite después obtener una distancia perpendicular.
Una vez los animales se detectaban con el hidrófono o de forma visual la información era recogida en un programa específico y se realizaban fotografías de los individuos siempre que era posible para añadirlos a los catálogos de foto-identificación que ya tenemos para algunas de las especies.
Casi 2000 km recorridos y más de 80 avistamientos visuales y otros tantos acústicos, la mayoría delfines, pero también bastantes buceadores profundos, de los que se han podido observar las 4 especies esperadas: cachalote, zifio de Cuvier, calderón gris y calderón común.
Los resultados serán analizados en los próximos meses y esperamos puedan ser suficientemente concluyentes para poder determinar la importancia de la zona para los buceadores profundos, así como para los cetáceos en general.
Este proyecto cuenta con el apoyo de: