Primeras pruebas de replantación de haces de posidonia arrancados por temporales
Este invierno ha sido testigo de las primeras actuaciones de un proyecto piloto de replantación de haces de posidonia arrancados por temporales. El objetivo: probar una metodología no destructiva que permita restaurar zonas de posidonia degradadas. Estas actuaciones se enmarcan en el proyecto Blue Lab, un proyecto de SUBMON que busca mejorar el estado ambiental del área Natura 2000 marina de l’Albera, en Llançà, en la que SUBMON tiene un acuerdo de custodia junto con el Ayuntamiento de Llançà y la Generalitat de Catalunya. Las actuaciones de replantación cuentan con el apoyo del proyecto Mares Circulares y con la colaboración del Ayuntamiento de Llançà, el Parc Natural del Cap de Creus, la Cofradía de Pescadores de Llançà y la población local de la zona.
A diferencia de otros métodos de replantación de posidonia, en los que se utilizan cortes de haces de praderas sanas, para esta prueba piloto se emplean haces recuperados que han sido arrancados de manera natural por temporales. Hasta la fecha, hemos replantado más de 140 haces de posidonia, seleccionando aquellos más viables y utilizando material de fijación biodegradable. Previamente, se tramitó la autorización correspondiente de la Generalitat de Catalunya al manipular y trabajar con una especie protegida.





Tal y como indica Andreu Dalmau, técnico del proyecto, “replantar haces de una planta como la posidonia es una tarea complicada, ya que se trata de una especie muy delicada. En distintos estudios que se han realizado anteriormente, se ha comprobado que la tasa de supervivencia de los haces es baja a partir de los 3 años, y actualmente es una inquietud científica el poder probar distintas metodologías y realizar seguimientos ambientales a largo plazo de haces replantados. Por este motivo, el proyecto que estamos llevando a cabo desde SUBMON tiene tres objetivos muy claros: el primero es no afectar a praderas sanas para poder probar metodologías de replantación, empleando solo haces que por sí solos no podrían sobrevivir; el segundo, poder realizar un seguimiento ambiental a largo plazo de los haces que se vayan replantando; el tercero, implicar a la ciudadanía en el proyecto, no solo para poder recuperar haces arrancados, sino para aprovechar el contexto del proyecto para divulgar y concienciar sobre la importancia de las praderas de posidonia.”





Para lograr los objetivos planteados, ha sido determinante la participación de la población local, ya que juega un papel clave en el proceso de recolección de haces. Por ello, se realizó una sesión formativa abierta al público para explicar el proyecto y el proceso de recuperación de los haces de posidonia, que consiste en recuperar los haces que se acumulan en las playas y depositarlos en una zona habilitada en la Cofradía de Pescadores de Llançà. Allí se instaló un depósito de agua para poder preservar los haces hasta el momento de ser replantados. Cabe destacar la colaboración de la cofradía, no solo en la cesión del espacio, sino en la propia preservación y mantenimiento de los haces depositados.
Por el momento, todos los haces que se han replantado siguen fijados después de varios temporales, señal de que el método de sujeción está funcionando. Pese a ello, todavía falta mucho trabajo de seguimiento para poder analizar su evolución y supervivencia en el tiempo y valorar la idoneidad de la metodología empleada.
La posidonia: una planta con una función ecológica clave
Cabe recordar que la posidonia (Posidonia oceanica) juega un papel ecológico clave como hábitat fundamental para muchas especies animales y vegetales. Es determinante en gran cantidad de procesos, como la mitigación de los efectos provocados por el cambio climático, captando y fijando dióxido de carbono y protegiendo la franja litoral del efecto de los temporales. Por estos motivos, se trata de una especie protegida a nivel europeo, estatal y autonómico. Sin embargo, se encuentra en un proceso de regresión generalizado, provocado por una combinación de diferentes impactos de origen antrópico. Algunos de estos impactos son el empobrecimiento de la calidad del agua, el calentamiento global o el impacto mecánico sobre el fondo marino, provocado principalmente por el fondeo de embarcaciones.