Si alguna vez has tenido la suerte de observar a una tortuga marina fuera del agua, cuando sale a anidar a una playa, quizás hayas visto que parece que esté llorando. ¿Sabrán algo que nosotros desconocemos?
En realidad, se trata de un mecanismo absolutamente normal en estos animales adaptados a la vida en el mar, por el cual pueden deshacerse del exceso de sal en su cuerpo. Las tortugas marinas, igual que el resto de vertebrados, tienen una concentración de sal en sus fluidos corporales de aproximadamente un tercio de la concentración de sal en el agua de mar. Sin embargo, sus alimentos principales (medusas, invertebrados marinos, algas y fanerógamas, etc.) tienen la misma concentración de sal que el agua de mar. Además, al ingerir alimentos dentro del medio marino, es casi imposible evitar que entre agua de mar al mismo tiempo. Esta gran cantidad de sal ingerida afectaría muchas funciones vitales del animal, pudiendo causar su muerte.
Para poder lidiar con este exceso de agua marina y sal, las tortugas marinas han desarrollado dos mecanismos que os explicamos a continuación.
Un esófago de extraterrestre
Para reducir la posibilidad de ingerir agua de mar cuando se alimentan, las tortugas marinas tienen un esófago muy especial y característico, recubierto con unas “espinas” cónicas queratinizadas, llamadas papilas. Estas papilas están orientadas hacia el estómago y cubren todo el esófago, que además tiene unos músculos muy desarrollados. Así, cuando una tortuga ingiere, por ejemplo, una medusa y esta llega al esófago, los músculos del mismo comienzan a contraerse para sacar el agua que haya entrado. Las papilas impiden que el alimento “se escape” junto con el agua.
Glándulas de la sal más grandes que el cerebro
Los riñones de las tortugas marinas no pueden eliminar cantidades tan altas de sal. Sin embargo, las glándulas lacrimales se han modificado de tal forma que, cuando se estimulan por niveles altos de sal en la sangre, excretan una solución salina que es el doble de concentrada que el agua de mar. El resultado es que por cada litro de agua mar que ingiere, la tortuga excreta 500ml de lágrimas el doble de concentradas, con lo que “gana” 500ml de agua dulce. Estas glándulas se localizan justa detrás de los ojos, y son bastante mayores que el cerebro.
Cuando se encuentran dentro del agua, estas lágrimas se diluyen enseguida y no llegan a apreciarse; sólo se pueden ver cuando el animal está fuera del agua. En estos momentos, además, las lágrimas les ayudan a proteger los ojos de la arena de la playa y a mantener los ojos hidratados y evitar que se sequen durante las horas que tardan en hacer el nido. Existen otros grupos animales que también cuentan con estas glándulas de la sal, como las aves marinas.
¡Decidnos qué más os gustaría saber sobre las tortugas marinas, y os lo explicamos en otra nota de blog!