Los aumentos en los avistamientos de fauna marina: ¿covid19, naturaleza o espionaje?
A nadie le pasa desapercibido que durante el tiempo que hemos estado confinados han aparecido vídeos y fotografías de fauna marina colonizando un espacio marino donde generalmente no estamos acostumbrados a verlos y que es más propiedad antropocéntrica. Delfines y ballenas dentro de puertos náuticos, avistamientos des de nuestras ventanas confinadas, imágenes de delfines hechas con dron des del balcón, tiburones peregrinos en la costa, grupos de hasta 6 ballenas juntas… Unos ciertos, otros no. De hecho, hemos visto el mismo vídeo de una ballena jorobada (Megaptera novaeangliae) dentro de un puerto, que supuestamente era Tarragona, Bilbao y Barcelona, y la ballena en algún momento pasaba a ser un rorcual aliblanco (Balaenoptera acutorostrata). También hemos visto vídeos de delfines que al final resultaron no ser de un puerto en Sitges, ni de este año, si no de un puerto de Turquía hace algunos años ya.





Por otra parte, a través de la colaboración que los pescadores del Cañón de Creus tienen con SUBMON, tenemos avistamientos de centenares de delfines, rorcuales comunes en grupos grandes (cosa que no había pasado nunca en esta zona) o decenas de tiburones peregrinos y las preguntas son: ¿los animales están aprovechando la paz y tranquilidad de los mares? ¿Estamos aumentando las horas de observación en mar y por tanto nuestro éxito? ¿Hay otros factores que pueden estar afectando?
Un informe del ICM-CSIC apunta a un repunte muy significativo de la clorofila cerca de costa dos semanas después del temporal Gloria, que golpeó nuestro litoral a finales de enero. La inyección de nutrientes durante la borrasca Gloria ha causado un primer incremento en la abundancia de fitoplancton. El mismo informe argumenta que se puede esperar que el efecto a medio término de la borrasca Gloria sea mayormente positivo para determinados componentes de los ecosistemas marinos. Los ríos Fluviá, Tordera y Besós no tienen sistemas artificiales de regulación de su caudal y, por tanto, llevan su carga de sedimentos y nutrientes directamente a la plataforma próxima al litoral. Este suministro de sedimentos y nutrientes podrán ser distribuidos, gracias a la acción de las corrientes marinas y los temporales habituales en primavera, hacia otras zonas del litoral y la plataforma costera. Es de esperar que este aumento favorecerá el crecimiento de otros componentes de la red trófica, como grandes vertebrados.
Por otra parte, también es cierto que el ruido antropogénico en el mar se ha reducido considerablemente en la costa catalana, según ha comentado el laboratorio de aplicaciones bioacústicas de la UPC a los medios de comunicación. Esto, por supuesto, disminuye la molestia que los cetáceos, animales puramente acústicos, puedan tener y que en general se producen más a nivel de costa y con la llegada del buen tiempo y la salida de embarcaciones recreativas.
Pero también observamos más, tenemos más tiempo y miramos más por la ventana, en general. Por tanto, puede ser que no haya una causa específica, si no una suma de todas ellas. Aunque en general los animales marinos responden mejor a fluctuaciones y al acceso de alimento, asumiendo molestias acústicas, es cierto que este silencio es un nuevo paradigma que se tendrá que estudiar con más profundidad.
Un último apunte o consideración es que científicos del CSIC han apuntado que esta colonización de fauna salvaje, no sólo marina si no también terrestre, puede ser una “trampa” para muchos animales que se encontraran aprovechando espacios, zonas de reproducción o alimentación que son efímeras y a las que el impacto de nuestra llegada les cogerá por sorpresa.