Infografía: ¿cómo se generan los microplásticos y cómo afectan a la vida marina?
No es una novedad mencionar que el plástico está en todas partes y que es el tipo de basura marina más común. Se trata de un material muy resistente, demasiado para el uso que le damos muchas veces, y eso comporta que nunca acabe desapareciendo por completo del entorno marino.
Los deshechos plásticos pueden tener muchos tamaños, formas y provenir de una gran variedad de fuentes. Debido a la acción de determinados factores ambientales y biológicos, se van fragmentando en pedazos cada vez más pequeños hasta convertirse en microplásticos. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) establece que un fragmento de plástico es considerado microplástico cuando su diámetro es inferior a 5 milímetros, y en caso de tener un diámetro inferior a 0,001 se denomina nanoplástico.
Hace unas semanas desarrollamos una serie de contenidos para un proyecto en colaboración con Lush España sobre microplásticos, entre los cuales diseñamos esta infografía, que intenta explicar de una forma clara y resumida la problemática de los microplásticos y cómo estos afectan a la vida marina.
¿Qué podemos ver en esta infografía?
La ilustración representa, de forma vertical, las diferentes vías de entrada de microplásticos al mar y cómo pueden afectar a la cadena trófica marina.
Un ejemplo muy común de residuo que acaba en nuestros mares es el de las toallitas húmedas. Estas toallitas muchas veces se tiran indebidamente por la red de saneamiento, como pasa con otros elementos plásticos como bastoncillos, preservativos o compresas. Esto provoca que, además de obstruir los sistemas de alcantarillado, se vayan desintegrando en partículas microplásticas que terminan en mares y océanos. Según un estudio de la OCU, ninguna toallita húmeda, aunque se anuncie como biodegradable, se degrada más de un 5% pasados dos meses, debido en parte a la mezcla de fibras sintéticas que las componen y a las sustancias conservantes con las que impregnan estos productos.
En la ilustración podemos ver también los diferentes procesos de fragmentación del plástico, resumidos de dos formas. Por un lado, se produce la fragmentación de partículas de plástico por el desgaste físico y químico que generan algunos procesos (tratamientos y procedimientos industriales, transporte de mercancías, transporte y movilidad por carretera, entre otros). Otra forma de generar fragmentos de plásticos es a través de la fragmentación biológica, es decir, la interacción de organismos vivos con estos fragmentos de plástico.
Dependiendo del tamaño, densidad y composición, estos microplásticos pueden acabar en la arena de las playas, flotando en el agua si son poco densos, en los sedimentos o, si son partículas de microplásticos más densas, pueden acabar hundiéndose en el mar.
De cualquier forma, ¿cómo afectan los microplásticos a la cadena trófica marina?
Está comprobado que los pequeños fragmentos de plástico que llegan al medio marino se incorporan a la cadena trófica marina, por ejemplo, a través del zooplancton, que los ingiere por error y los acumula al no ser capaz de digerirlos. Un estudio realizado en 2016 demostró que la ingesta de microplásticos por parte del zooplancton afectaba negativamente a las tasas de alimentación, supervivencia y fecundidad de los copépodos.
El problema de la presencia de microplásticos en el medio marino no sólo afecta a los organismos más pequeños. Como se ve en la infografía, llega también a especies de bivalvos, peces pelágicos, mamíferos marinos, crustáceos, peces demersales, peces mesopelágicos. En estos niveles tróficos superiores, la concentración de fragmentos plásticos va aumentando y se han llegado a detectar en el interior de más de 40% de las especies de ballenas, delfines, marsopas tortugas marinas y cerca del 36% de las especies de aves marinas.
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