El océano, un gran desconocido
El océano es un gran desconocido. Este es uno de los siete principios de la cultura oceánica (Ocean Literacy) y resulta un hecho bastante evidente si tenemos en cuenta que aproximadamente un 95% del mismo todavía sigue inexplorado.
Este desconocimiento, si bien abre un amplio abanico de posibilidades y oportunidades para nuevos descubrimientos, también debería concienciarnos sobre nuestra propia ignorancia: conocemos tan poco sobre tantas cuestiones referentes al océano que cualquier interacción con él debería ir siempre precedida por la cautela.
Las consecuencias derivadas de las actividades humanas en un medio como el marino pueden resultar difíciles de prever, comprender y valorar, sobre todo a medio y largo plazo. Este hecho se ha comprobado en un estudio publicado recientemente, centrado en valorar los efectos de la explotación de recursos mineros sobre el lecho marino. Esta es una actividad en la que se ha depositado mucha esperanza de cara al futuro, pese a no disponer de demasiado conocimiento sobre la capacidad de recuperación que tienen los fondos frente a los impactos derivados. El estudio ha consistido en visitar de nuevo una zona ubicada en las costas de Perú, donde en 1989 se había realizado un estudio en el que se simuló el impacto provocado por una explotación minera sobre un fondo ubicado a más de 4000 metros de profundidad. La idea del estudio era comparar esta zona con otras zonas no perturbadas, para poder analizar su evolución en el tiempo.





Los resultados obtenidos han mostrado que, después de 26 años (se volvió a visitar la zona en el año 2015, a pesar de publicarse el estudio recientemente), aún se podían apreciar los impactos sobre el fondo a nivel visual. Además, con el análisis de muestras de sedimento se ha comprobado que las poblaciones de las comunidades microbianas presentes todavía seguían estando afectadas, siendo un 30% inferiores que las que se encuentran en zonas no perturbadas. Con estos resultados se ha estimado que las funciones biogeoquímicas de estas comunidades podrían tardar más de 50 años en recuperarse por completo.
Este estudio es un simple ejemplo de cómo una actividad en el medio marino puede conllevar consecuencias difíciles de valorar a largo plazo. Por este motivo es fundamental que las decisiones relativas a ciertas actividades se tomen cuando se disponga del conocimiento científico necesario para poder tomarlas.
Debemos tener en cuenta que, pese a que la ignorancia pueda ser atrevida, no suele ser buena consejera… Y en el océano seguimos siendo bastante ignorantes, por lo menos un 95%.
Podéis consultar el artículo aquí en el que se habla del mencionado estudio en el siguiente enlace, desde el que podréis acceder al propio artículo científico recientemente publicado.