El Ártico, una de las regiones del planeta más sensibles al cambio climático
El Ártico es una de las regiones del planeta más sensibles al cambio climático. Este hecho se muestra por el ritmo del deshielo del polo Norte y por los episodios de debilitamiento y laxitud del vórtice polar ártico, una zona de bajas presiones que tiene el objetivo de evitar que el aire frío de escape del polo, también vinculados al cambio climático. Justamente estos episodios de debilitamiento del vórtice polar ártico son los responsables de las heladas y nevadas importantes que se dan ocasionalmente en los Estados Unidos y el norte de Europa, fruto de este escape de aire frío de la zona polar.





Estos fenómenos ya conocidos no son los únicos que muestran la sensibilidad de esta región frente al cambio climático. Un estudio internacional liderado por la Universidad de Alaska Fairbanks y el Instituto Meteorológico de Finlandia, recientemente publicado en Frontiers in Marine Science, ha demostrado el efecto que tienen los flujos anómalos de agua oceánica proveniente del Atlántico y el Pacífico sobre el océano Ártico, en un proceso que han definido como “borealización”. En este estudio se demuestran las diferencias existentes entre las dos cuencas que conforman el océano Ártico: la euroasiática, influenciada por el agua cálida y salada del Atlántico, donde se promueven los procesos de mezcla entre el agua superficial y profunda, favoreciendo la producción oceánica al haber más disponibilidad de nutrientes (aportados por las masas de agua profunda) pero también favoreciendo el deshielo; y la hiperbórea, influenciada por el agua del Pacífico y por los fenómenos locales de deshielo y acumulación de agua dulce que se dan, promoviéndose el proceso contrario, es decir, la estratificación de las masas de agua superficial y profunda.
De este modo, el estudio muestra y alerta sobre los cambios a nivel físico, químico y biológico que se están dando en el océano Ártico, siendo tan importantes que uno de los científicos participantes en el estudio considera que “en muchos aspectos el océano Ártico parece ahora un océano nuevo”. Cómo afectará esta nueva realidad y qué cambios provocará a nivel de circulación oceánica y distribución de organismos es difícil de predecir ahora. Lo que parece claro es que estamos ante un nuevo proceso promovido por el cambio climático que afecta a una región fundamental y ya de por sí sensible. Veremos.
Puedes consultar la noticia o el estudio completo para más información.