Arte y cambio climático: el poder de las imágenes
La conservación del entorno natural, marino y terrestre, no tiene que ser una prioridad sólo para la comunidad científica, si no que la ciudadanía juega un papel clave y también es necesaria su implicación. No obstante, involucrar y sensibilizar a las personas en los retos ambientales actuales y futuros no siempre es fácil.
En este sentido, el mundo artístico siempre ha sido una forma de explicar una historia apelando a las emociones, un atributo eficaz a la hora de comunicar problemáticas medioambientales y poder generar un impacto en la sociedad. Y es en este aspecto en el que se centra este artículo de la BBC, en el que se explica cómo algunos artistas de diferentes disciplinas han aprovechado este vínculo emocional para abordar la crisis ambiental que vive nuestro planeta. Y todos tienen claro que algo no va bien.





Por ejemplo, Melt es un proyecto fotográfico de Deanna Witman, formada en ciencias ambientales y con experiencia como bióloga de campo durante más de una década. Con este proyecto pretende poner en evidencia el cambio que produce el ser humano en el medio ambiente y concienciar sobre la rapidez con la que se producen estos cambios. Para hacerlo, Witman recopiló imágenes satélite de Google Earth de glaciares y otros lugares y las imprimió en papel a la sal sin fijar, con lo que provocó que las fotografías se fueran desvaneciendo con el paso de los días durante la exposición. Con este recurso, la intención de Witman fue transmitir cierto paralelismo entre las imágenes desapareciendo y la realidad que existe detrás de cada uno de los lugares fotografiados.





En otro de sus trabajos, Witman toma como base las fotografías de icebergs monolíticos que el fotógrafo William H. Pierce hizo en una expedición en 1864 a la costa del Labrador, en el océano Atlántico Norte. Estas fotografías de Pierce podrían ser las primeras conocidas de estas efímeras estructuras heladas.
“Ver cómo se impactaban hábitats realmente excepcionales tuvo un profundo impacto subconsciente en mí. Pero también sentí que estaba proporcionando la mejor información que pude, sobre cómo estos proyectos podrían cambiar potencialmente esas áreas y especies», comenta Witman.
Otro ejemplo más reciente de este tipo de arte activista es la escultura de Lorenzo Quinn, que consiste en dos manos que emergen del Gran Canal de Venecia para proteger y sustentar el histórico edificio del Hotel Ca’Sagredo. Según su artista, esta escultura quiere ser un recordatorio de cómo la subida del mar amenaza este y muchas otras ciudades costeras del mundo.





Per estos no son los únicos ejemplos. Parece que la creciente urgencia y escala de la crisis ambiental está impulsando a explorar nuevas y creativas formas de alzar la voz desde distintos puntos de vista. Al fin y al cabo, la colaboración entre científicos, artistas, líderes de opinión y ciudadanos en general permite aportar conocimientos, experiencia y recursos para, entre todos, hacer frente a los retos ambientales que vivimos y apostar por formas de desarrollo sostenible con el entorno que nos rodea.